viernes, 22 de enero de 2010

Aquí No Hay Quien Haga Magia - Capítulo 1

Aquí no hay quien haga magia

Aviso: Ni los personajes Harry Potter ni los de Aquí No Hay Quien Viva son míos, sólo los tomo prestado sin animo de lucro.
Nota: Las palabras en cursiva son pensamientos, cambio de escena, flashbacks, etc.

Capítulo 1- Nuevo profesorado.

Viernes, 7:00, Hogwarts, despacho del director.

- ¿Habla usted en serio, profesor Dumbledore? – Dijo la profesora McGonnagall con sorpresa.
- Sí, Minerva, me temo que sí.
- ¡Pero esto es una estupidez!
- Cálmate, Severus, cálmate.
- ¡No puedo calmarme, Remus!
- Los astros se están enfureciendo, no les gusta este cambio. Marte nos castigará por esto y…
- Oh, cállate un rato, Sibyll, ¿quieres?
- Silencio, por favor – Dijo Dumbledore con tranquilidad -. El asunto no es tan grave.
- ¿Que no es grave! ¿QUE NO ES GRAVE! ¡Albus, que nos echan!
- Tranquilidad, Hagrid, tranquilidad.
- ¿No sabes decir otra cosa, Albus?
- ¡La furia de Neptuno caerá sobre nosotros!
- ¡SILENCIO YA, LEÑE!
El grito de Dumbledore dejo a todos asombrados.
- ¿Qué creéis! ¿Qué a mí no me importa! Bueno, lo importante será contratar a nuevos profesores antes de que empiece el curso, ¿no?
- S… si, señor… - Todos los profesores estaban con el miedo en las venas.
- Los echaré de menos, profesores.
- ¡Ja! Que te lo crees. ¡A ti también te echan, Filch!
- ¡No! ¿Por qué!
- Sabía que hacer experimentos con ese tal Longbottom nos traerían problemas.
FLAHSBACK
- ¡Socorro!
- ¡Cállese, Longbottom! – Snape preparaba el mazo vistiendo una bata de cirujano.
- Si esto no te va a doler. – McGonnagall prepara la sierra con el mismo traje.
- ¿Todo listo?
- Si, profesor Dumbledore. Por cierto, le queda de perlas el traje de cirujano.
- Gracias, pero llámame “doctor” Dumbledore, Argus. Me hace parecer más profesional.
- Las estrellas me dicen que esto no va a traer nada bueno.
- Sí, claro – Dice Lupin con cierto tono sarcástico que “no se nota nada” -, y de paso nos echan del colegio un curso entero, ¿no te fastidia?
- Venga, empecemos la operación. Sierra.
- ¡Socorro!
FIN DEL FLASHBACK
- ¿Quién diría que Sibyll tenía razón?
- A veces tiene sus momentos de lucidez. Rara vez, pero los tiene.
- Mandaré una lechuza al ministerio para que nos busque a unos sustitutos.
- Dumbledore, ¿estas seguro de que podemos confiar en el ministerio? Recuerda que te la tienen jurada.
- Me da igual, con tal de que no me quiten mi bata de cirujano – En sus ojos brilla la ilusión -. Es un regalo que me hizo mi mamá cuando tenía 10 años.
- Que hombre más raro…
- Severus, ¿por que estás tan pensativo?
- ¿Quién? ¿Yo? No, por nada, Sibyll. Casi me pilla. ¿A que esta va a leer la mente también? Uyuyuy…

Sábado, 14:30, Hogwarts, gran comedor.

Los profesores estaban almorzando cuando llegó una lechuza parda que dejó una carta en la mesa. McGonnagall la cogió, miró el remitente y se dirigió a Dumbledore.
- Es del ministerio.
- Quizás sean los nuevos profesores… haber, haber – Dumbledore abrió la carta con mucho cuidado y la leyó -. Por los nombres yo diría que no son Ingleses. Remus, tu que eres el entendido en esto, mira a ver si sabes de donde son.
- Déjame ver… yo diría que son Españoles.
- ¿Sí?
- Por lo que se, Concha es un nombre Español muy típico.
- ¡Que listo eres, Remus!
- Tampoco era tan difícil. Con mirar que en la letra pequeña pone “Profesores de nacionalidad Española” yo creo que es obvio que son de España.
- Una pregunta, ¿España es el del rugby y las hamburguesas?
- Minerva, eso es Estados Unidos. España es ese país que está al sur de Francia.
- Ese es el del tango y el dulce de leche, ¿no?
- Eso es Argentina. – Lupin ya empieza a ponerse nervioso.
- ¿Y cuando pone que llegarán?
- Según esto, esta tarde.
- Mejor, por que el curso empieza mañana.
- Profesor, ¿también me sustituyen a mí?
- Si, Filch. Aquí pone que te sustituirá un tal Emilio Delgado o algo así.

Sábado, 21:35, Hogwarts, vestíbulo.

- Se están retrasando, ¿les habrá pasado algo?
- No te preocupes, Snape. Es idiosincrasia española.
- ¿Lo qué?
- Idiosincrasia. Algo típico de un país. En España es idiosincrasia el llegar tarde, dejarlo todo para última hora, ese tipo de cosas.
- ¡Mirad! Ya vienen… pero… ¿que es eso?
- Es un aparato muggle, creo que se llama “furgoneta”.
- Aaaah.
Una furgoneta azul entró en el vestíbulo llevándose por delante una estatua de un cerdo con alas. Un hombre con calva y barba se bajo de la furgoneta acompañado de ocho personas más.
- Buenas tardes.
- Mejor dicho buenas noches.
- Correcto, buenas noches. Soy Juan Cuesta. Es un honor trabajar en tan magnífico centro de enseñanza para jóvenes magos.
- ¿Tu has entendido algo? – Le susurra Snape a Filch.
- Usted es el profesor. Yo ni si quiera tengo graduado escolar, así que si usted no se ha enterado, yo menos.
Dumbledore se acerca a Juan.
- Sea bienvenido a Hogwarts, señor Cuesta. Espero que su estancia sea agradable.
Una mujer anciana que venia en la camioneta llamó la atención de Juan.
- ¡Chorizo! ¿Dónde está el baño!
- Tranquilícese, doña Concha. Es de mala educación grita cuando dos personas están conversando.
- ¡Váyase, señor Cuesta, váyase!
- Bueno – Empezó a explicar Dumbledore -, mañana llegarán los alumnos, así que Filch, nuestro conserje, les llevará su equipaje a sus respectivos despachos.
- ¿No se suponía que me habían echado? ¡Yo no pienso hacer de botones!
- Si lo haces te dejaré atar a los alumnos de los pulgares el año que viene.
Filch pone la misma cara que pone un niño cuando le dices que le compras una golosina si se porta bien.
- Por aquí, señores. – Coge las maletas y se lleva a los nuevos profesores a sus despachos.
- Por cierto, señor Cuesta – Dumbledore se coloca al lado de Juan -, le mandaré una lechuza cada semana para ver que tal va y si tiene problemas no dude en acudir a mi.
- Sin duda lo haré. ¿Y a que hora llegarán los alumnos?
- A las diez de la noche. Siempre mandamos a alguien para que les acompañe, ¿sabe? Es que las calles son peligrosas.
- Si, sería una desgracia que les pasara algo a esos chicos.
- ¿Quién ha hablado de los alumnos? No, me refiero a los pueblerinos. Estos chicos los tienen aterrorizados y hay que mandar a alguien a que los vigile.
- Ah… vale. Puede irse tranquilo, su escuela no puede estar en mejores manos. Y si me permite la pregunta, ¿Por qué este cambio de profesorado tan repentino?
- Estooo… digamos que es cosa de la ministra de educación.
- Vamos, que nos echan. Y todo por experimentar con un alumno, que si fuesen todos los alumnos otro gallo cantaría, pero por uno sólo no creo que sea tan grave.
- ¡Severus!
- Ah, sí, es secreto.
- Adiós, entonces. Esta gente está loca.

Domingo, 21:35, expreso de Hogwarts, cabina 32.

- Por fin, otra vez en Hogwarts – Harry estaba muy feliz de reunirse con sus amigos Ron y Hermione otra vez y de haberse librado de los Dursley, que lo habían dejado sin comer durante el verano por no ahogarse en la playa de Mallorca en donde pasaron las vacaciones -. Lo raro es que me llevaran de vacaciones con ellos.

Mismo día, misma hora, casa de los Dursley, salón.

- Petunia, para el año que viene tenemos que ingeniárnoslas para que la palme de una vez. Con lo caro que me salió su billete en avión de carga con las gallinas y el maldito ni siquiera se quema con el sol.
- Querido, ¿qué te parece si el año que viene nos vamos a Hawai y lo mandamos a escalar por dentro un volcán activo?
- ¡Buena idea, querida! Ahora lo importante es saber por qué Dudley no baja a cenar.

Mismo día, 21:36, Mallorca, en una playa cualquiera.

Dudley se encontraba solo, con un flotador con cabeza de patito enseñando una blanca sonrisa, un cubo, una pala y mucha, mucha protección solar, por no hablar de que llevaba calcetines con las sandalias.
- ¿Mamá? ¿Papá? – Parecía a punto de llorar - ¿Harry? Dejaos de bromas, ¿vale? No tiene gracia.
- Guiris, siempre tan raros. – Le dijo un hombre que pasaba por ahí a su amigo.
- Si, siempre hablando solos.

De vuelta al expreso de Hogwarts.

- Harry, ya hemos llegado… y mira a ver si logras despertar a Ron.
- Ron, despierta. Ron. ¡Ron!
- Cinco minutitos más, mamá.
- ¿Pero que dice este loco?
- Venga, Ron – Hermione estaba desesperada -, si te levantas te daré una rana de chocolate.
- ¡Rana de chocolate! ¿Dónde está!
- Venga, que ya hemos llegado.
- Pero… la rana…

Ya fuera del expreso.

- ¿Dónde estará Hagrid? Siempre viene a buscarnos. – Harry buscaba a su amigo entre la multitud.
- ¡Venid por aquí! – Una voz de hombre asombró a Harry – Un poquito de por favor, venga, venid conmigo.
Hermione, curiosa, se acercó a él.
- Perdone, pero, ¿quién es usted? ¿Y dónde está Hagrid?
- Soy Emilio, y en cuanto a ese Hagrid, no tengo ni idea de quién es. Vamos, el director me ha mandado a buscaros, así que desfilando.
- Qué raro – le susurró Ron a Harry -, ¿estará Hagrid enfermo o algo así?
- Lo raro es que Dumbledore enviara a este hombre en su lugar.
- Además tiene un nombre que no había oído antes… “Emilio”…
- No pienses mucho, Ron, que ya empieza a salirte humo por las orejas. Ya sabes que el aserrín hace eso cuando se quema.

En el gran comedor, 22:00.

- ¡Harry, mira la mesa de los profesores!
- Pero, ¿y los profesores? ¿Quién es esa gente?
Emilio se pone delante de la mesa de los profesores.
- Por favor, manténganse sentados, en silencio y apaguen sus teléfonos móviles, el presidente… digo el director va a hablar.
Los alumnos empezaron a murmuran entre ellos.
- ¿Quiénes son estas personas?
- ¿Presidente? ¿Acaso viene Tony Blair?
- ¿Qué es un teléfono móvil?
Juan Cuesta se levanta, se aclara la voz y empieza a hablar.
- Bienvenidos. Soy Juan Cuesta, el nuevo director durante este curso a petición del antiguo director, Albus Dumbledore, que ha decidido pasar unas vacaciones durante este curso junto a los otros profesores y nosotros les sustituiremos. Espero que nos llevemos bien y…
- ¡Chorizo! – Concha le interrumpió- ¡Cállate y empecemos a comer!
Todo el mundo empezó a reírse.
- Doña Concha, por favor, ¿no ve que estoy en medio de mi discurso?
- ¿Y qué? – Saltó otra anciana con cara de loca - ¡Si hacíamos lo mismo en la comunidad!
- ¡Marisa, por favor!
Ron andaba más perdido que un pato ciego en un garaje a medianoche.
- ¿Concha? ¿Marisa? Vaya nombres raros tiene esta gente.
- Ron, eso es porque no son de aquí. Es normal que te parezcan raros. Además de que el aserrín no da mucho de sí como cerebro.
Juan Cuesta logró calmar a Marisa y Concha y siguió hablando.
- Bueno, ahora que nos conocemos empecemos con el banquete.
En las mesas empiezan a aparecer platos llenos de… ¿croquetas?
- ¿Qué es esto? – Juan estaba tan impresionado como todo el mundo al ver que sólo había croquetas – Un momento… ¿quién está en la cocina?
La puerta se abre y aparece una mujer con un moño, un delantal y una gran bandeja con croquetas.
- ¡Hola! ¿Os gustan las croquetas? ¡Las he hecho yo!
- ¡Doña Vicenta! ¿Se puede saber que hace?
- ¡Croquetas! ¿Quiere una? ¿Os gustan las croquetas, niños?
- ¡Harry, estas personas dan miedo!
- A mi también, Ron, a mí también.

Después de la cena, 22:55.

Ya todos se habían terminado de comer las croquetas – no comieron otra cosa en toda la noche – y Juan Cuesta se levanto y dio las buenas noches a los alumnos.
- Harry, ¿crees que esta gente es de fiar? – Preguntó Hermione cuando llegaron a la sala común de Gryffindor.
- No estoy seguro, pero esas croquetas parecían estar envenenadas.
- Si, tenían un sabor asqueroso.
- Pues a mí me gustan. – Dijo Ron, con la boca llena, que se había traído croquetas en una bandejita.
- Ron, no se como te puede gustar eso. – Dijo Harry con cara de asco.
- Harry, déjalo, es Ron. Es raro por naturaleza.
- Es verdad. Venga, que mañana hay que madrugar.
- ¿Qué clases tenemos primero?
- Pociones. La profesora es una tal Marisa.
- Esperemos que no sea como Snape.
- ¿De veras que no queréis una croqueta?
- ¡Ron!

¿Qué ha pasado con los profesores? ¿Los nuevos profes son de fiar? ¿Desde cuándo los patos sonríen? ¿De veras estaban tan malas las croquetas? ¿Será Marisa buena profesora? ¿Snape se unta el pelo con grasa de ballena o es grasiento por naturaleza? ¿Cómo es que a Dumbledore todavía le entra el traje de cirujano si su madre se lo regaló cuando tenía diez años y ahora tiene cientoynosecuántos? Estas respuestas, no todas, en el próximo capítulo.

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