viernes, 22 de enero de 2010

Cuentos Infantiles - Capítulo 4

Cuentos Infantiles

(Los personajes aquí mostrados pertenecen a sus respectivos creadores. Yo simplemente los tomo sin ánimo de lucro.)

Kyle el mentiroso o Kyle y el pervertido

En un país muy, muy, muy, muy muy lejano, hace mucho, mucho, mucho, mucho mucho tiempo, vivía un chico que, en pocas palabras, mentía más que hablaba. Él se llamaba Kyle Savage. Siempre estaba gastando bromas a todo el mundo. Su padre, Nick Savage, harto de las mentiras de su hijo, le mandaba a llevar a pastar a las ovejas al monte, no sin antes advertirle de que tuviese cuidado, pues se decía que un pervertido andaba suelto y que era capaz de cualquier cosa.
A Kyle le pareció divertido ese tema, y cada vez que iba al monte se ponía a gritar:
- ¡El pervertido! ¡Viene el pervertido! ¡Me quiere violar! ¡Socorro!
Y siempre todo el pueblo se lo creía y cogían sus escopetas para ayudarle y cuando se daban cuenta de que era mentira se iban furiosos.
Un día, T.J., el hermano pequeño de Kyle, le dijo:
- ¿Porqué siempre tienes que mentir? Algún día dirás la verdad y nadie te creerá.
A lo que Kyle respondía:
- ¿Yo? ¿Decir la verdad? Cuando llueva dinero en el desierto será cuando diga la verdad.
Esa noche llovieron monedas en el Sahara… Monedas de chocolate, que además se derritieron por la mañana.
Como todos los días, Kyle fue al monte con las ovejas y se dispuso a hacer su broma de siempre.
- ¡El pervertido! ¡Quiere violarme!
- ¡Pero si ni siquiera me has dejado llegar! –Dijo una voz detrás de un árbol.
- ¿Eh?
De detrás del árbol salió un hombre con disfraz de lobo.
- ¿Tío Jimmy? ¿Tú eres el pervertido?
- ¡Anda, Kyle! No sabía que eras tú. ¿Otra vez te ha mandado mi hermano a cuidar a las ovejas?
- No me cambies de tema. ¿Tú eras el pervertido del que todos hablan?
- ¡Eh! Yo no soy pervertido.
- Si, vale. Oye, súbete la bragueta que se te ve la…
- ¡Eh! ¡Que hay niños leyendo esto!
- Vale, vale. Pero dime que haces con un disfraz de lobo.
Y así se pegaron toda la tarde.
- Oye, ¿no se nos olvida algo?
- No se… ¡Mierda, el guión!
- ¡Que hay niños leyendo esto!
- ¡Ya lo pillé! Que se nos va el guión –Kyle coge un libreto, lo lee y lo vuelve a dejar en el suelo-. Según esto tengo que gritar y tú me tienes que perseguir.
- Vale.
- Empecemos –Se aclara la garganta y empieza a correr-. ¡Socorro! ¡El pervertido me quiere violar!
- Ven, no te haré nada.
- ¡Socorro!
Mientras, en todo el pueblo se oían los gritos de Kyle, pero nadie fue a ayudarle.
- Ya está ese crío otra vez. ¡Pues esta vez no nos va a engañar!... ¡Chris! ¡He dicho que no vamos a ir! –Regañó al chico rubio que iba corriendo con la escopeta.
- Ah, vale, es que no te había entendido, Sam.
- Por cierto, ¿dónde está Jack?
- Montando en su moto.
Kyle volvió esa noche a casa caminando como un cowboy, o sea, con las piernas abiertas… ¿Por qué? Echad a volar la imaginación, que para algo la tenemos.
- ¿Qué te ha pasado? –Le preguntó su hermano al llegar a casa.
- Tenías razón. Vino el pervertido, pero nadie me creyó.
- ¿Qué te hizo? ¿Te metió la…?
- ¡Que hay niños leyendo esto! –Dijo el pervertido que salió de la nada.
- ¡Socorro! ¡El pervertido! –Gritaron los dos hermanos.
Mientras, en el pueblo se oían los gritos de socorro de los dos, y llegaron a la conclusión de que T.J. se había vuelto como Kyle, un mentiroso.
Cuando al día siguiente los dos hermanos fueron al colegio caminando con las piernas abiertas como un cowboy todos preguntaban:
- ¿Te metió la…?
Y por casualidades de la vida siempre aparecía el pervertido diciendo:
- ¡Que hay niños leyendo esto!
Y en el pueblo se vetó la frase “¿Te metió la…?” porque si no el pervertido hacía su aparición.
La moraleja, niños, es que nunca debéis decir mentiras, porque luego no os creerán cuando digáis la verdad. Decid siempre la verdad… y no se os ocurra decir “¿Te metió la…?”, por favor.
Y colorín colorado como el culete de Kyle después de... ya sabéis que, este cuento se ha acabado.

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