viernes, 22 de enero de 2010

Cuentos Infantiles - Capítulo 2

Cuentos Infantiles

(Los personajes aquí mostrados pertenecen a sus respectivos creadores. Yo simplemente los tomo sin ánimo de lucro.)

Las tres embrujadas y la fuente feroz

Había una vez tres hermanas que vivían con su abuela. La mayor se llamaba Piper, la mediana se llamaba Phoebe y la pequeña se llamaba Paige. Un día su abuela les dijo:
- Queridas, id y llevad esta cesta a vuestra abuelita, que vive en el bosque y está medio chocha.
- Tan chocha que no se aprende el guión – Respondió Piper, con una mirada fría -. Abuela, ¿se puede saber que guión te leíste?
- El que me dio el director, el de caperucita violeta.
- ¡Uy! Perdón, me equivoqué de guión, ese no toca hasta dentro de unos cuantos capítulos – Dijo Saphire, como el incompetente que es
- Queridas, ya es hora de que os independicéis y viváis solas, sin mi ayuda y…
- Si, si, pero deja que termine de ver Shin-chan primero y luego nos vamos – La interrumpió Paige.
- Querida, ¿no eres un poco mayor para ver esos dibujos?
- ¡Pero si ahí dice “mayores de 13 años”!
- ¿Y tu cuantos tienes? – La mira como el que mira a un deficiente mental.
- 23.
- No te quites años – le dijo Piper -, que tienes 33 años.
- Venga, fuera. – Dijo la abuela.
- Adiós, abuela, te echaremos de menos, escríbenos todos los meses y acuérdate de tomarte tu aspirina de la tensión – Cuando Phoebe se ponía a hablar no paraba a menos que se durmiera o le pegaran un guantazo. -. Y no te vallas con extraños que dicen que te quieren, que solo te quieren desplumar y...
- ¡Cállate y vámonos! – Piper tenía un pronto terrible.
Unas horas más tarde.
- ¿Falta mucho? – Preguntó Paige.
- No. – Respondió Piper.
- ¿Falta mucho?
- No.
- ¿Falta mucho?
- Nooo.
- ¿Falta mucho?
- ¡Noooo!
- ¿Falta mucho?
- ¡¡¡QUE NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
- No hace falta que grites, si ya te he oído.
- Además, ¿no se supone que debemos ir por caminos diferentes? Pues ala, hasta luego. – Mientras decía eso, se fue por el camino que había a la derecha.
- Yo también me voy. – Decía Phoebe, mientras se iba por el camino de en medio.
-Y yo – Paige miró atrás y no vio a nadie. -. Anda, si estoy sola. – Y se fue por el camino de la izquierda.
Cada una de las hermanas construyó su propia casa. Piper hizo una hermosa casa estilo renacentista, Phoebe una casita de campo y Paige… bueno, Paige vivía en principio debajo de un puente, luego de okupa en una casa de pobres, después en un orfanato hasta que se dieron cuenta que no era una niña, pero al final consiguió construir una casa de… palitos de polos…
- ¡Que preciosa me ha quedado la casita! – Decía Paige, mientras admiraba lo que ella llamaba “obra de arte”.
Pero lo que ninguna de las tres sabía era que, no muy lejos, había un malvado acechándolas. Era La Fuente. Si, la malvada Fuente. Ese mago que era tan malo tan malo como el chiste que dice “¿Qué le dice un perro a otro perro? ¡Guau! ¡Guau!”. En resumen, que era malo y las estaba espiando, y no precisamente por que quisiera verlas en traje de baño… bueno, eso también, pero las espiaba para matarlas cuando estuvieran despistadas.
- Las mataré cuando estén despistadas - ¿Qué acaso no lo dije ya? -. Aunque es una pena, por que con ese cuerpazo que tienen… - A La Fuente se le caía la baba imaginando perversiones que ni a mí ni a nadie le interesan.
Un día como cualquier otro… bueno, no como cualquier otro, ese día Paige estaba limpiando la casita, cosa que solo ocurre cada 75 millones de años, por lo que no era un día cualquiera.
- Tralaralarita, limpio mi casita – Cantaba Paige mientras limpiaba -, tralaralarito, y eso es muy rarito.
TOC TOC TOC.
- ¡Uy! Ese ruido suena igual a cuando tocan a la puerta… ¡Anda! Si están tocando a la puerta – A estas alturas todos nos hemos dado cuenta de que Paige no tiene muchas luces, ¿no? -. ¿Quién es?
- Soy La Fuente.
- Ya tengo agua, gracias.
- Que no, que soy La Fuente.
- Pero si ya tengo agua, no me hace falta más.
- ¡Qué no! ¡Que soy La fuente! ¡No la fuente! ¡Soy La Fuente! ¡Con la “l” y la “f” en mayúsculas!
- ¿No estarás insinuando que eres Andreu Buenafuente?
- ¡Que no, leches! ¡La Fuente! ¡La Fuente! ¡Ese mago tan malo como el chiste que dice “¿Qué le dice un perro a otro perro? ¡Guau! ¡Guau!”!
- ¡Aaah! Haber empezado por ahí… ¿Y qué quieres?
- ¿Qué no es obvio?
- … No…
- He venido a matarte.
- Aaaam… Espera, ¿matarme? ¿En que sentido? ¿De risa? ¿De placer?
- De asesinato.
- Uy, pos va a ser que no.
- ¿Y eso por qué?
- Por que no te puedo abrir la puerta.
- Con que negándome la entrada, ¿eh?
- No es que te la niegue… es que se atascó la puerta…
-¡Pues soplaré y soplaré y tu casa derribaré! – Y La Fuente sopló y los palitos se fueron volando.
- No era necesario destruir la casa, pero al menos has arreglado la puerta. ¡Aaaah!
- ¿Qué?
- ¡Tu lo que quieres es matarme!
- Privilegiado el cerebro de la chica… ains…
- ¡¡¡Hermanita, socorro!!!
Y Paige corrió a casa de Phoebe.
- ¡Qué bien que hayas venido! Así podremos charlar. Mira, ¿a que no sabes lo que me pasó el otro día?
- ¿Qué te pasó?
- Pues que mi abuela me dijo a mi y a mis hermanas “Iros de casa e independizaos”. ¿No es increíble?
- ¡Qué fuerte, tía! … Un momento, si yo estaba allí ese día.
- ¡Uy! Es verdad.
- ¡Abrid la puerta! – Gritaba La Fuente desde fuera de la casa - ¡Soy La Fuente!
- Ya tenemos agua – Dijo Phoebe -, pero gracias de todas formas.
- ¡Otra que tal baila! ¡Que soy vuestro enemigo!
- ¿Y a que viene?
- ¡A mataros!
- ¿De asco?
- ¡No! ¿Pero es que en esta familia todos tienes pocas luces?
- Me recuerda a mi último novio – Dijo Phoebe -, ¿O fue el primero? He tenido tantos que ya ni me acuerdo.
- ¡Si no me abres la puerta soplaré y soplaré y tu casa derribaré! – Y La Fuente sopló y soplé y mandó la casa al quinto pino.
- ¡No! ¡Mi casita!
- ¡Vamos a casa de Piper!
TOC TOC TOC.
- ¿Quién es? – Pregunta Piper.
- ¡Somos nosotras! ¡Rápido, ábrenos la puerta, que La Fuente nos quiere matar!
- Valla toletas, mira que tener miedo de una simple fuente.
- ¡No es una simple fuente! ¡Es La Fuente y nos quiere matar!
- ¡Eh! ¡La única persona que mete miedo a mis hermanas soy yo!
- ¡Abrid la puerta! – Gritó La Fuente.
- Vale – Dijo Piper, abriendo la puerta con un bazooka. -. ¡Toma queso!
¡¡¡PUM!!!
- ¡Aaah! – Y La Fuente fue a parar al quinto pino.
- ¡Gracias, hermana! – Decía Phoebe - Ahora viviremos todas juntas y…
- Que te lo has creído – La interrumpió Piper -. Venga, fuera de mi casa.
- Jooo…
Y vivieron felices y comieron perdices. Bueno, perdices no, por que está la fiebre del pollo y no valla a ser que esté contagiada la perdiz, así que casi mejor nos comemos una ensalada, que es más sana.

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